diciembre 11, 2007

Frío




Sin darnos cuenta nos fuimos adentrando en el invierno.
Los días fríos siguieron a los días templados y se olvidaron
las tardes en las terrazas a la sombra de la bebida.
Mentira,
el invierno entró de repente, un día nos levantamos y
nos encontramos con él, a la vuelta de la esquina.
Ya no quemaba la acera y el aire se borró de golondrinas.
Mentira,
el invierno entró como todos los años,
los días templados y de frío se fueron alternando unos a otros.
No hubo una premeditada espera ni tampoco un súbito resplandor.
Porque nada sigue un ritmo y nada es como en los libros.

(Begoña)






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